jueves, 20 de diciembre de 2012

Los móviles, termómetros de la crisis


Estamos en crisis. Eso no lo duda nadie, pero podemos medir la crisis observando los diferentes parámetros. No necesariamente con el PIB, porque hay muchos indicadores válidos para medir la incidencia e intensidad de una crisis, desde la venta de cemento a los créditos concedidos, las altas y bajas de sociedades, las empresas en concursal o alguna otra. Los móviles también son un termómetro de nuestra depresión económica La Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT) hizo públicas unas escalofriantes cifras de caída de líneas de teléfonos móviles correspondientes al mes de octubre. En concreto, se perdieron 486.183 líneas, sobre todo en tarjetas prepago y en módems USB. En términos netos, los más perjudicados fueron Movistar (-284.290 líneas), Vodafone (-278.070) y Orange (-14.870). En Canarias los grandes operadores han perdido unas 25.000 líneas de telefonía móvil y más con la medida fiscal de gravar las telecomunicaciones con un 7% de IGIC, cuando hasta julio, la telefonía tributaba al 0% en las Islas.   
¿Es la crisis la culpable del batacazo de este sector? No hay que profundizar demasiado para darnos cuenta de que en los últimos meses las familias y empresas han decidido reducir sus gastos brutalmente ante la incertidumbre económica reinante. Como consecuencia, es posible que gastos más superfluos, como los relacionados con la telefonía móvil, se hayan ajustado al máximo. De esta forma, no han debido de ser pocos los hogares y empresas en los que se ha renunciado a líneas accesorias o segundas líneas, muchas de ellas de prepago, en un intento de apretarse el cinturón al máximo.

Mientras tanto, el hecho de que tanto Yoigo (+12.490 líneas) como operadores móviles virtuales como Simyo, Pepephone, Masmóvil o Tuenti han incrementado en 78.550 líneas, en conjunto y hayan ganado líneas, viene a confirmar que algo está cambiando en este sector. El cliente actual es infiel, ahorrativo y no tiene reparos en dejar plantado en el altar a su operador de toda la vida si desde las OMVs recibe buenas ofertas y puede ahorrarse unos euros.
Lo que desde mi punto de vista está claro es que el viaje de ida hacia la pobreza del que ya he hablado en anteriores entradas, es una realidad y el teléfono móvil quizás haya sido para muchos un lujo innecesario que ahora hay que normalizar. Lo que de ninguna forma es lógico es que un país tenga más teléfonos móviles que habitantes, como ocurre aquí, resulta que en eso, en telefonía móvil, de las más caras del mundo, sí vivimos por encima de nuestras posibilidades.

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