martes, 2 de julio de 2013

Las lecciones empresariales de la salida a bolsa de Facebook

El pasado mes de mayo se cumplió un año de uno de los estrenos bursátiles más esperados de los últimos años. Facebook, la red social fundada por el joven Mark Zuckerberg, se disponía a aterrizar en el parqué norteamericano bajo unas expectativas altísimas y con muchas voces de sobrevaloración y burbuja en el debate. Trece meses después, cotiza un 40% por debajo del precio de salida.

Ante esta realidad, su salida a Bolsa, la estrategia seguida y todo lo que ha rodeado a la operación deja lecciones para las empresas. Algunas de ellas las vamos a desglosar en este artículo:

La inutilidad de previsiones irreales
Las previsiones en las empresas sirven para tener una idea básica de hacia dónde debe ir la empresa y cuáles serán las escalones que irá superando. Son útiles para establecer la estrategia y un plan concreto. Pero si no están basadas en la realidad, si están construidas desde el irrealismo, pierden toda su funcionalidad.

Es lo que le ocurrió a Facebook. El plan sobre el papel invitaba a que todo saldría bien. Cifras imponentes, evolución imparable, confianza de quien tenía que tenerla... Pero, todos esos cimientos se derrumbaron desde el mismo momento en el que la compañía se enfrentó a la cruda realidad. Todos esos papeles se convirtieron en agua de borrajas en muy poco tiempo.
Sobrevalorar capacidades, mal camino

Las empresas deben ser conscientes de sus puntos fuertes, de sus cualidades a explotar para lograr una buena posición en el mercado. En eso estamos de acuerdo. Pero, cuando la valoración de esa capacidad propia es excesiva, cuando crees que tus cimientos son mucho mejor de los que son, el tropiezo está casi asegurado.

En el caso de Facebook, no fue tanto una sobrevaloración interna, que también, sino externa. La euforia que ha rodeado el mercado de las redes sociales fue la principal causa de una valoración bursátil que fue, a todas luces, exagerada y que el tiempo se ha encargado de confirmar. Se empezó cotizando la acción a unos 40 dólares y hoy no sobrepasa los 25.
Encontrar el mejor momento, importante
Las decisiones estratégicas de una empresa no sólo deben tomarse basadas en una justificación suficiente, sino también en un calendario que no se vuelva contra ti cual boomerang. Encontrar el mejor momento para poner en marcha la maquinaria, para ampliar capital, para buscar financiación o para dar el salto a la exportación (por citar sólo tres ejemplos) es vital.

Zuckerberg se dejó llevar por esa euforia de la que hablábamos antes. Se lanzó a la piscina con muy poca agua y en un momento que, quizás, no era el idóneo. La precipitación le jugó una mala pasada. Algo que ha sido aprendido por Twitter que, aún con sus planes de aterrizar en el parqué norteamericano en el medio plazo, echó el freno para evitar repetir la misma historia.
Sin modelo de negocio no habrá ‘paraíso’
Uno de los principales motivos de castigo para Facebook ha sido la ausencia de modelo de negocio. En esta nueva ‘era’ de las puntocom, las valoraciones y los pasos dados por muchas empresas se centran, en demasiadas ocasiones, en las cifras de usuarios y audiencia y menos en los ingresos y los planes para conseguirlos a corto o medio plazo.

Facebook ha superado los 1.000 millones de usuarios (aunque haya que distinguir ahí cuáles son activos y cuáles no). Sin embargo, su capacidad para generar dinero de ellos está aún por demostrar, aunque ya está avanzando, especialmente en el ámbito móvil. Ese fue uno de sus principales hándicaps y, por tanto, una de las causas del castigo posterior.

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