sábado, 19 de enero de 2013

Se vendió el oro

Alemania emprenderá en breve una operación de alta seguridad sin precedentes en la que repatriará unos 36.000 millones de dólares en lingotes de oro desde diversos refugios en los que guardaba hasta el momento su reserva.

Las 374 toneladas de oro alemán que depositadas en París se trasladarán a las arcas del Bundesbank en Fráncfort y serán repatriadas, además otras 300 toneladas de oro almacenadas en Nueva York. En total, regresará a casa el 19% de las reservas alemanas de oro que son las segundas más grandes después de las estadounidenses.

Durante la Guerra Fría Alemania mantuvo en el extranjero buena parte de su oro, ante el temor de que éste pudiera caer en manos de la Unión Soviética en caso de una invasión. Otro motivo de aquella decisión fue que resulta más fácil cambiar las reservas por divisas extranjeras en Londres, París y Nueva York, donde se realizan los intercambios internacionales de oro.

Ahora, la explicación oficial de este masivo movimiento migratorio dorado, según el portavoz del Bundesbank Moritz August Raasch, es que el euro ha eliminado las ventajas cambiarias en mercados lejanos, pero no nos engañemos. La repatriación del oro refuerza un sentimiento de seguridad económica de los alemanes, que ven en la crisis del euro y en la guerra de divisas una amenazante inflación y agradecen en su más profundo subconsciente que el Bundesbank garantice la reserva de oro. No todos pueden ahora realizar ese lujo.

Justo al revés ocurre en España. El Banco de España malvendió 7,7 millones de onzas de oro por un total de 3.500 millones de euros en otoño de 2007, poco antes de que estallase la crisis. Fue también una gran operación en la que la entidad, presidida entonces por Miguel Ángel Fernández Ordóñez, se deshizo de 240 toneladas de oro, el 46% de las reservas vigentes antes de la entrada en el euro y la mayor salida de oro de España desde la mítica hacia Moscú durante la Guerra Civil.

Eran los meses en que se desataba la tormenta financiera y los técnicos del banco central español debieron pensar que se trataba de un buen momento para hacer caja por la subida del precio, que comenzaba a hacerse notar como valor refugio pero que no llegaba a 700 euros la onza. Se equivocaron. Hoy el oro se cotiza a 1.686 euros la onza y resulta evidente que España hizo un negocio pésimo.

Aquella decisión contó, sin embargo, con el beneplácito y el estímulo de las autoridades europeas, osea, en la órbita alemana. Los bancos centrales del euro habían pactado tras la entrada en vigor de la moneda única ir prescindiendo paulatinamente de sus reservas de oro a favor de otros activos más rentables y fáciles de custodiar, bajo la premisa de que el oro físico no ofrecía rentabilidad y causaba gastos de mantenimiento. El oro era percibido, en definitiva, como un anacronismo. Hasta Pedro Solbes declaró en el Senado que "el oro jugó un papel fundamental en el pasado como elemento de reserva que está desapareciendo, ya no es un activo rentable". Qué ojo clínico de este ministro vicepresidente.

En este contexto, sin embargo, el Bundesbank alemán se resistió a iniciar la venta de sus reservas, pese a las presiones del Gobierno de Berlín, que deseaba las plusvalías de la operación para corregir el desequilibrio en las arcas del Tesoro. Gracias a esa resistencia, Alemania sigue atesorando hoy la segunda mayor reserva de oro del mundo, por detrás de EEUU y cercana a las de Francia e Italia, que tampoco abordaron el programa de venta de las reservas con demasiado entusiasmo.

China, Suiza, Rusia, Holanda y Japón son los otros países que han seguido atesorando oro y que, a diferencia de España, poseen hoy ese elemento estabilizador, en medio de grandes operaciones de compra de deuda pública por parte de bancos centrales, que se ven obligados para ello a imprimir más y más dinero, minando irremediablemente el valor de la moneda e indirectamente revalorizando el oro.

Así estamos hoy. Un poquito peor, porque en agosto de hace dos años Alemania propuso a España que vendiese todo el oro, lo que quedaba, 9,1 millones de onzas hoy, y lo que es la información privilegiada, en los meses siguientes se registró el mayor movimiento de compra de oro en el mundo 148,4 toneladas.

Hemos vendido todo el oro, ¿ahora qué?

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